Domingo por la mañana.
El dia bonito-bonito. Sol precioso, toda la casa llena de luz.
En la mesa un desayuno con pan, mantequilla y mermelada de chabacano que me regalo Clara y un vaso de jugo de naranja natural.
Termino el desayuno y me paso un momentito al baño. Con mucho asombro me llevo un sorpresòn nefasto. Una de las tres parisinas que vinieron ayer a la fiesta guacareò el WC, le jalò a la palanquita pero no se dio cuenta que dejo un pedazote de su persona -version jugos gàstricos- sobre mi amado escusado.
ASCO
Odio a los parisinos. No a todos obviamente. Pero la vida me ha hecho ver que hay dos clases: los -muy pocos- chidos y los "demas".
Sabado 11:56 pm, tres parisinas fresas llegan a casa. Solo saludan a los pocos que conocen van directo al alcohol. Toman el control del playlist de la mùsica -a la Napoleòn: sin pedir permiso, imperialistamente imponiendo el frances como lengua de facto musical y en nombre del progreso y buen gusto). Se encierran sospechosamente en una habitaciòn (claro, sin siquiera tener la cortesia de preguntar a alguien). Se presumen muchas cosas, aunque ahora si, como no me consta pues ni como asegurar. Solo afirmo que mas tarde estaban bastante euforicas.
2:30 pm, me acerco a la computadora e intento apagarla (hora de terminar). Me dice una: no toques!. Discutimos y al final apago la musica.
2:35 pm, musica a todo volumen encore, y tres tipas gritando y saltanto como locas con pedorros exitos ochenteros franceses del nabo. Minutos despues la musica por fin se apaga (desconecto la laptop).
Al final se van, no se despiden, no agradecen, se van con botella en mano y a gritos. La casa y todos los objetos y personas que ahi estabamos solo èramos un instrumento para divertir sus anorexicos cuerpos.
Y bueno, horas despuès estoy con fibra en mano y "Mastro Lindo" (version italiana de Maestro Limpio, Dios-nos-lo-bendiga) tallando el pedazo de guacara francaise pegada sobre mi amado WC. Afortunadamente nuestra espiritiflautica y anorexica amiga comiò solo lechuguita antes de venir a la fiesta; Maestro Limpio solo luchò contra un batidillo ligero de jugos gastricos que en poco tiempo desapareciò dejando un agradable aroma a pino primaveral.
El sol sigue brillando bonito mientras escribo el post.
Basta de enojarme por las parisinas idiotas.
2 comentarios:
Que raro post...
si, no?
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