martes, 30 de noviembre de 2010
viernes, 12 de noviembre de 2010
Desequilibrio semanal
Hay de semanas a semanas.
Esta semana que termina, por mucho, se convirtiò en la màs intensa del ano.
Que no me quejo, no es que me haya secuestrado Al-qaeda y ahora les estè escribiendo desde una carpa-campamento en Marruecos, con el portàtil conectado a una red elèctrica movida por una cabra -Allah me proteja-.
La cosa es el equilibrio, o el desequilibrio en este caso.
Equilibrio, la capacidad de estar "bien" en todos los sentidos. Asì, solo un modesto "bien"; poder trabajar y recibir lo justo; de tener salud y poder disfrutarla; de tener personas queridas y poder quererlas. Equilibrio dirian los confusionistas.
Shit!
Cuantos desequilibrios cuesta tocar el equilibrio, dice mi cerebro.
Y bueno, dados los desequilibrios decidì hacer un cambio radical.
Mièrcoles por la manana, 10 AM. La lluvia acaba de terminar. El està sentado con un libro sobre las piernas. Lee y esta escribiendo en el ordenador.
- Hola! - dice mi voz, al principio tiembla pero poco a poco se hace mas sòlida, es pausada. Busco cada palabra como quien busca una pieza para armar un aviòn; lo poco que dirè tiene que ser preciso, exacto, nìtido; para ser dicho solamente una vez y darle por fin la vuelta a la pàgina.
Continuo despuès de un respiro largo.
-Querìa pedirte disculpas, estos dìas he dicho cosas que no estàn bien, me he dejado llevar màs por las tripas que por el cerebro (paso 1, llegar con mi cabeza en charola; se la entregamos al dragòn, estoy tranquilo porque yo tengo el estoque, lo escondo bajo la charola). En estos dìas no he estado muy bien; ayer te dije que sentìa que por cada cosa que hacìa o dejaba de hacer, me hundìa mas. Pues despues de haber discutido ayer, me hundì mas. Pensaba que no era posible pero me equivocaba. No pude dormir, el estòmago se me torcìa, el coraje me mataba la mitad de las cèlulas intestinales, fui varias veces al bano.
No quiero estar asì, no me gusta estar asì (paso 2, asinceramiento).
Te quiero decir que me voy de la casa, no quiero seguir asì, no me hace bien (paso 3, estocada harakiri o victoria pìrrica que da lo mismo). Era todo, ahora voy al mercado, Necesitas algo? (paso 4, frase estupida para quitar el nerviosismo del aire)
No quizo nada del mercado. Yo salì y me sentì bien, pude respirar de lleno. La otra mitad de mis cèlulas intestinales me agradecìan ampliarles la expectativa de vida. El sol se reflejaba en los charcos, y el equilibrio que tanto he buscado regresaba por unos pocos instantes.
Esta semana que termina, por mucho, se convirtiò en la màs intensa del ano.
Que no me quejo, no es que me haya secuestrado Al-qaeda y ahora les estè escribiendo desde una carpa-campamento en Marruecos, con el portàtil conectado a una red elèctrica movida por una cabra -Allah me proteja-.
La cosa es el equilibrio, o el desequilibrio en este caso.
Equilibrio, la capacidad de estar "bien" en todos los sentidos. Asì, solo un modesto "bien"; poder trabajar y recibir lo justo; de tener salud y poder disfrutarla; de tener personas queridas y poder quererlas. Equilibrio dirian los confusionistas.
Shit!
Cuantos desequilibrios cuesta tocar el equilibrio, dice mi cerebro.
Y bueno, dados los desequilibrios decidì hacer un cambio radical.
Mièrcoles por la manana, 10 AM. La lluvia acaba de terminar. El està sentado con un libro sobre las piernas. Lee y esta escribiendo en el ordenador.
- Hola! - dice mi voz, al principio tiembla pero poco a poco se hace mas sòlida, es pausada. Busco cada palabra como quien busca una pieza para armar un aviòn; lo poco que dirè tiene que ser preciso, exacto, nìtido; para ser dicho solamente una vez y darle por fin la vuelta a la pàgina.
Continuo despuès de un respiro largo.
-Querìa pedirte disculpas, estos dìas he dicho cosas que no estàn bien, me he dejado llevar màs por las tripas que por el cerebro (paso 1, llegar con mi cabeza en charola; se la entregamos al dragòn, estoy tranquilo porque yo tengo el estoque, lo escondo bajo la charola). En estos dìas no he estado muy bien; ayer te dije que sentìa que por cada cosa que hacìa o dejaba de hacer, me hundìa mas. Pues despues de haber discutido ayer, me hundì mas. Pensaba que no era posible pero me equivocaba. No pude dormir, el estòmago se me torcìa, el coraje me mataba la mitad de las cèlulas intestinales, fui varias veces al bano.
No quiero estar asì, no me gusta estar asì (paso 2, asinceramiento).
Te quiero decir que me voy de la casa, no quiero seguir asì, no me hace bien (paso 3, estocada harakiri o victoria pìrrica que da lo mismo). Era todo, ahora voy al mercado, Necesitas algo? (paso 4, frase estupida para quitar el nerviosismo del aire)
No quizo nada del mercado. Yo salì y me sentì bien, pude respirar de lleno. La otra mitad de mis cèlulas intestinales me agradecìan ampliarles la expectativa de vida. El sol se reflejaba en los charcos, y el equilibrio que tanto he buscado regresaba por unos pocos instantes.
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